SOBRE LO QUE ME QUEDA AL
REMIRAR ESTE FILME-ARTE
(Así decíamos en los años
setenta)
ATREVIMIENTO:
Después de unos meses, sumergido en soluciones tecnológicas y perceptivas sobre
el tema de paisajismo, he vuelto a buscar en lo sencillo el aroma de la
existencia.
Invito
a reflexionar sobre este texto y la necesidad de develar el alma de las cosas
para desangrar la nuestra en el transcurso de un poema.
FILM: ANDREI RUBLIOV (1966)
DIRECTOR: ANDREI TARCOVSKIY
DIALOGO DE CIRILO Y TEÓFANES EL GRIEGO (1406)
- - ¿Hay alguien vivo aquí?
- - ……¿Viniste a
mirar?
- - A mirar
- - Pues mira ahora,
lo cubriremos todo con aceite de linaza cocido.
- - ¿Así que tú eres Teófanes el Griego?
- - Si, pero, ¿Por qué
me miras a mí? Mira para allá. – señala
a su obra pictórica.
- - ¿De dónde viniste?
- - Del monasterio de
Andrónico.
- - Entonces, seguro
que eres Andrei Rubliov.
- - No.
- - Pues me han hablado de él, todos lo alaban al unísono.
- - Claro, si es un artífice. Pero, le falta mucho para llegar a esto…. Y los colores todos combinan entre sí, ¡Oh Dios mío! ¡Si esto es …!
- - ¿Por qué dejaste
de alabarme?
- - - No puedo, no puedo
expresarme como es debido, como bien dijera Constantino Kostochevsky “Para
aclarar la esencia de algo haz de explicarlo correctamente”, mientras Andrei, (esto
lo diré delante de él pues para mi es como un hermano) es cierto que lo
alaban. Pinta con trazos finos y suaves, dibuja hábilmente, solo que allí él no
muestra temor celestial ¡Lo hace sin fe! Una fe que debe partir de lo más
profundo del alma…. Como describía Epifanio las virtudes de Sergio de Radonezh: “Sencillez abigarrada”. Eso mismo es este cuadro. Es algo sacro. Una sencillez
no abigarrada, no se puede decir de una manera mejor.
- - Pues tú, por lo
que veo ¡Eres un sabio! – responde el
pintor.
- - ¿Estará bien eso? ¿No
sería mejor seguir los pulsos de mi corazón en las tinieblas de la
irracionalidad?
- - En la mucha
sabiduría hay mucho malestar.
- - Quien añade ciencia añade dolor. - Colige Cirilo.
Me
quedo un rato en silencio. ¿En dónde estará la bolita para que un poema nos
emocione, nos diga algo? ¿Cómo expresar esa Fe de un Credo no Retórico? ¿Soy
honesto sobre lo que estoy sintiendo ahora en este trazo de la vida? ¿Cómo
meter la mano en la llaga de la espera sin seguir deconstruyendo una vida
disfrazada en la solapa de los libros leídos? ¿Cuándo podré ser el artífice de
una función en el tablado de la Fama? ¿Tal vez nunca? Sin embargo, es imprescindible
seguir escribiendo.
“No
puedo expresarme como es debido” - Dice
el monje Cirilo. Quizás todos los interrogantes no deban resolverse en un
poema, solo debe desollar el alma de las cosas y renombrarlas para darles vida.
Simple, pero, ¿Quién toma las riendas del caballo loco de nuestro corazón? Las
palabras brotan y se posesionan sobre la albura de una página ¿Cómo barrerlas?
¿Cómo quitarles sus derechos? ¿Cómo decirles que sobran y se acomoden en otra
página?
El
oficio del poeta se desliza en un ir y venir sobre un tiempo muerto que imagina
y que no quiere perder en la refriega de la novedad. Sin embargo, el camino
para descubrir la magia que permita encontrar la palabra precisa, la voz que
conmueva al lector, se disfraza a veces en la perfección y el
significado.
Esa
extraña voz debe surgir virginal e ingenua, libre de las telarañas de la inteligencia.
Inmersa en esa dicotomía irremediable de Saber y Sentir que al unísono nos da la
visión y a la vez nos la quita. El poema a veces es un instante. No es antes ni
después. Es una necesidad perentoria del creador en la dialéctica de hacer e
iluminar.
Al poeta
le corresponde tener “Una fe que debe partir de lo más profundo del alma” - como
dice Cirilo, pero ¿Cómo fabricar sueños y colocarlos en la corriente del
consumo? ¿Cómo padecer el yang del deber y la gloria y a la vez gozar del yin
de mariposas y primaveras de una imagen o un verso? ¿Cómo no expresar “que
belleza”, sin saber por qué? ¿Cómo iluminar
desde un poema con “una sencillez no abigarrada”? Concluye Cirilo con su látigo.
¡Vaya
dificultad! El hecho poético es la construcción de una imagen o una emoción tan
solo con palabras. ¡Que poquito y que mucho! ¡Que precario y que infinitud de
posibilidades!
Guillermo
Pulecio Corredor
Orfanato
Libertad, 4 de abril 2021